jueves, 11 de agosto de 2011

Sector Quinario


QUE ES EL SECTOR QUINARIO?

El sector quinario es un sector económico de acuerdo a algunos economistas que incluye los servicios sin ánimo de lucro como la salud, la educación, la cultura, la investigación, la policía, los bomberos y otras instituciones gubernamentales. Estas organizaciones son usualmente incluidas en los sectores terciarios y cuaternarios.

El término industria creativa supone un conjunto más amplio de actividades que incluye las industrias culturales más toda la producción artística y cultural, incluyendo sectores como la arquitectura, la publicidad, el
diseño, la moda y el software. Algunos autores incluyen la artesanía, las
antigüedades y algunos comercios de calidad. Este modelo analítico se
desarrolla a finales de los noventa por el Departamento de Cultura del
Reino Unido.


IMPORTANCIA DE ESTE SECTOR PARA LA ECONOMIA?


En un primer documento de 1998 las industrias creativas
eran definidas como: “Aquellas industrias que tienen su origen en la creatividad individual, las habilidades y el talento, y que buscan el bienestar
y la creación de trabajos a través de la generación y explotación de la
propiedad intelectual”16
. Desde entonces este sistema de clasificación
ha sido seguido en muchos estudios y la UNESCO ha asumido esta
visión más amplia del sector cultural. América Latina es probablemente
la región del mundo más activa y dinámica en el estudio de las industrias
creativas. El Convenio Andrés Bello, una institución regional con base en
Bogotá dedicada a promocionar la cultura, ha publicado un gran número de trabajos de diferentes economías nacionales. Colombia y Chile han
sido los más activos a la hora de estudiar las industrias creativas17
. Este párrafo
pertenece a la declaración de la VII Conferencia Iberoamericana de
Cultura (Cochabamba, Bolivia, octubre 2003) y pone de relieve que ésta
dimensión de la acción cultural centra la agenda de América Latina. De
hecho en América Latina se desarrolla un concepto de implementar, de
poner en marcha y de gestionar la política cultural que esta muy imbricado al concepto de desarrollo. La idea de desarrollo tiene tradicionalmente una acepción económica (la capacidad de generar riqueza en una
sociedad) y progresivamente una vertiente social (la conjugación entre
crecimiento económico y equidad social). En este contexto la misma
Declaración resalta la importancia creciente del sector cultural como factor de desarrollo sostenible y generador de empleo. La concreción de
43 (www.entredosorillas.org)estas líneas en las políticas culturales de las ciudades de Bogotá y
Buenos Aires ejemplifica la concreción local del concepto de desarrollo
cultural.
En los últimos doce años, Bogotá ha sido reconocida internacionalmente
por sus transformaciones tanto físicas como humanas. Se ha reforzado la
dinámica cultural como parte fundamental del desarrollo humano integral
y la calidad de vida de sus habitantes. “Bogotá ha encontrado en la cultura la mejor manera de construir convivencia y el mejor antídoto contra
la solución violenta de los conflictos”.  “Esta percepción de la cultura
como eje estructurante de la vida social se expresa en los logros alcanzados en lo que respecta al mayor acatamiento de las normas básicas de
convivencia, al mejoramiento de la seguridad y al orgullo que hoy sienten
numerosas personas por su ciudad”. Estos textos pertenecen al documento Políticas Culturales Distritales (2004-2016) de la Alcaldía de Bogota
y reconoce el papel que ha jugado la cultura en la transformación de la
ciudad. La administración actual del Alcalde Lucho Garzón viene implementando el Programa Cultura para la Inclusión Social.  La pieza más significativa de este programa es el Sistema Distrital de Cultura que estructura la participación del territorio y el acceso a la cultura de la ciudad.
En América Latina se ha realizado estudios de impacto locales
centrados en los centros históricos como Cartagena de Indias y Bogota
y también sobre las fiestas.
El turismo cultural también es un ejemplo ilustrativo de las estrechas
relaciones existentes entre el desarrollo económico y el desarrollo cultural. Hay ciertas prácticas culturales, como visitar museos, exposiciones
y monumentos que son realizadas por una gran parte de los turistas, con
el consecuente impacto económico directo y indirecto. En este caso,
todavía no se dispone de suficiente información cuantitativa que mida la
relación entre turismo, cultura e impacto económico: los diferentes estudios hechos los últimos 25 años sobre el impacto económico de las actividades culturales, “se centran –según Lluís Bonet- casi todos en las
consecuencias económicas del gasto en cultura, mientras que sólo tangencialmente estudian el impacto del turismo cultural

NIVEL DE CRECIMIENTO

En Colombia, el potencial de crecimiento de las industrias culturales es inmenso, basta mirar los indicadores de consumo de algunos bienes y servicios del sector y su comparación con algunos estándares internacionales para darse cuenta del vasto mercado potencial representado en una población cada vez más urbana, joven y con crecientes índices de escolaridad como un territorio abonado para el despegue y crecimiento sostenido de este tipo de industrias. 
La creatividad y las diversas expresiones de las artes en nuestro país constituyen un interesante segmento de mercado, cuyas posibilidades de distribución son cada vez más amplias, tanto en el mercado latinoamericano como en el ámbito internacional.  Es notable ver cómo los principales ‘productos’ de las industrias culturales en la región alcanzan visibilidad y penetración en los mercados internacionales, cuando son producidos y distribuidos por las subsidiarias de las grandes empresas de la industria de la comunicación. 
Sin pretender desconocer los fenómenos que se dan en la economía global, sí es dable pensar en el fortalecimiento de la oferta de bienes y servicios culturales en la región, tarea en la que vienen trabajando múltiples instancias gubernamentales y no gubernamentales, con el objetivo de propiciar la integración de esfuerzos, consolidar productos y ampliar los mecanismos de distribución, y sobre todo, potenciar las plataformas exportadoras en las que se convierten los Festivales de teatro y música que se dan en nuestro país, y que ofrecen un rico panorama de esa oferta cultural de la que podemos sentirnos orgullosos.

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